La rodilla es una articulación compleja, fácil de lesionarse y desgastarse ya que es la que soporta casi todo el peso del cuerpo humano, así como una gran presión cuando nos ponemos de pie, caminamos o corremos. Millones de personas en el mundo sufren el desgaste del cartílago como consecuencia natural del envejecimiento, sin embargo la obesidad y la práctica deportiva constante son las primeras causas de la artrosis de rodilla como también se le conoce.
El cartílago es un tejido altamente especializado firme, grueso, resbaladizo y blando, que cubre los extremos de los huesos donde se unen con otros para formar las articulaciones. Su función es actuar como cojín protector entre los huesos para absorber las cargas específicas y permitir el libre movimiento articular sin fricción.
En las rodillas tenemos cartílagos en los extremos de los huesos y la parte trasera de la rótula; los meniscos son cartílagos que amortiguan a los huesos dando estabilidad a la articulación al distribuir la carga uniformemente, se encuentran entre los extremos del hueso superior (fémur) e inferior (tibia) de la pierna donde absorben el impacto de actividades como caminar, correr y saltar.
Sin embargo, la capacidad del cartílago de las rodillas para repararse a sí mismo es limitada ya que no tiene circulación sanguínea, lo que implica que este tejido no se regenera una vez que ha sido dañado.
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Cuando el cartílago está desgastado, se pueden presentar los siguientes síntomas:
La artrosis de rodilla puede ser causado por diferentes factores entre los que destacan la edad, la obesidad y las actividades diarias, sobre todo de alto impacto en las rodillas.
Actividades diarias
El desgaste del cartílago de la rodilla también puede deberse a actividades en las que se usa demasiado la articulación, como el deporte, pasar mucho tiempo de pie y caminando, lo que puede provocar la aparición de síntomas aun siendo joven.
Obesidad
Tener un sobrepeso del 20% multiplica por 10 el riesgo de sufrir desgaste de las articulaciones de la rodilla y cadera; incluso se ha demostrado que las personas obesas tienen el doble de riesgo de sufrir artrosis de manos que otras con peso promedio.
Esto se debe principalmente al efecto de la carga excesiva de las articulaciones, lo que conlleva una mayor degradación del cartílago, además de otro mecanismo sistémico relacionado con las alteraciones metabólicas ya que el tejido adiposo produce sustancias con capacidad inflamatoria, que tienen un efecto dañino sobre el cartílago lo que explica su desgaste en articulaciones que no son de carga (como las manos).
La gonartrosis es un tipo de artrosis, enfermedad osteomuscular clasificada como la onceava que más pérdida de calidad de vida ocasiona.
El principal lugar que afecta es la rodilla y todos los tejidos que la rodean: cartílago, hueso subcondral, membrana sinovial, cápsula articular, meniscos, bursas, ligamentos y músculos.
Los principales síntomas de la artrosis de rodilla son dolor y limitación de la función articular, especialmente el movimiento. En ocasiones se presenta rigidez, tumefacción, restricción del arco de movimiento, inestabilidad articular o atrofia muscular.
La artrosis de rodilla es una enfermedad que no tiene cura, lo recomendable son las terapias para controlar el dolor, reducir la limitación de la función y movimiento, y tratar de retrasar la evolución del padecimiento.
Las terapias no farmacológicas, son básicas y se recomiendan a todos los pacientes. Se incluyen: el acceso a información de calidad, la reducción del 5% del peso en 6 meses, el uso de calzado amortiguado y el mantenimiento de una actividad física de moderada intensidad que evite un impacto directo sobre la rodilla.
El diagnóstico de desgaste del cartílago es relativamente sencillo, ya que se basa en el interrogatorio del médico al paciente sobre las características de los síntomas, además de la exploración física de la rodilla, evaluando los movimientos.
Para confirmar las sospechas del especialista, se recomienda:
Según el grado de enfermedad del paciente, la edad, la actividad física ,las expectativas a largo plazo, la extensión del impacto, el grosor y el diámetro del daño del cartílago articular de la rodilla, se elabora el plan de tratamiento más adecuado para cada paciente.
Los más comunes son los siguientes:
Prescripción de medicamentos analgésicos y antiinflamatorios.
Modificar las actividades deportivas para hacerlas de menor impacto.
Hacer estiramientos todos los días, especialmente si haces ejercicio o pasas mucho tiempo de pie. Dedica 10 minutos para estirar y calentar tus articulaciones.
Aplicación de frío y calor para reducir la inflamación de la rodilla, mejorar la circulación de sangre y mejorar la cicatrización. Puedes pasar un globo con agua congelada por cinco minutos y luego un trapo remojado en agua caliente por el mismo tiempo.
Controla tu peso. Por cada kilo que bajes, quitas cuatro kilos de presión a tus rodillas, con lo que mejorará el dolor y tu rango de movimiento se ampliará.
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Los ejercicios para artrosis de rodilla tienen el objetivo de fortalecer la musculatura, dar estabilidad, flexibilidad y ampliar el rango de movimientos, mejorar el dolor y, con la práctica, poco a poco el paciente podrá volver a caminar de forma normal.
Estos son cinco ejercicios que puedes hacer, especialmente si no puedes salir a caminar todos los días, y te recomendamos hacerlo con la autorización de tu médico:
Ejercicio 1. Levantar la pierna en extensión
Túmbate en el suelo sobre un tapete para yoga o toallas dobladas. Mantén los pies en el suelo y dobla la rodilla sana manteniendo la afectada recta, con los dedos de los pies apuntando hacia arriba y elévala.
Activa el músculo del muslo y mantén la contracción por cinco segundos, baja lentamente al suelo y repite 10 veces antes de cambiar de pierna.
Ejercicio 2. Levantamiento de pierna con banda elástica
Túmbate en el piso sobre un tapete o toalla doblada. Coloca una liga o banda elástica alrededor de tu pie y estira la pierna hacia arriba.
Sujeta la banda y mantén la posición por 20 segundos. Repite 10 veces y cambia de pierna.
Ejercicio 3. Elevación de rodilla y cadera
Siéntate en una silla con la espalda recta apoyada en el respaldo. Levanta la punta del pie hacia arriba manteniendo doblada la rodilla.
Eleva la rodilla y flexiona la cadera. Mantén la pierna en el aire por cinco segundos y luego bájala a la posición original. Repite 10 veces y cambia de pierna.
Ejercicio 4. Contracción de los muslos
Túmbate en el suelo con las rodillas dobladas. Coloca una almohada o pelota mediana y apriétala con las rodillas. Haz 20 repeticiones.
Este ejercicio también puedes hacerlo sentado con la espalda bien apoyada en el respaldo y los pies fijos en el suelo.
Ejercicio 5. Levantamiento de pierna en dirección lateral
Párate detrás de una silla y sujétate del respaldo. Con las piernas rectas, levanta el pie derecho del suelo y lleva la pierna hacia el lado derecho por 20 segundos y luego cambia de pierna.
Gradualmente, debes hacer este movimiento sin apoyarte en la silla para mantener el equilibrio solo en la pierna de apoyo.
Cuidar todas las articulaciones es indispensable para prevenir el daño. Lo primero es alimentarse sanamente y hacer ejercicio para mantener un peso dentro del rango normal ya que la carga de peso excesivo en las rodillas es el principal factor de desgaste del cartílago articular.
Haz estiramientos antes y después del ejercicio, y utiliza protección para tus rodillas cuando practiques deportes como ciclismo, patinaje, fútbol, entre otros.
El Dr. Ismael Alba es un ortopedista cirujano certificado por el consejo de nuestra especialidad, especialistas en la evaluación y tratamiento de las lesiones de rodilla más frecuentes para tratar problemas de salud articular que provocan dolor o inflamación de la rodilla, bloqueo de la articulación caracterizado por incapacidad para estirarla o flexionarla (la rodilla “se traba”), limitación para caminar o realizar actividades deportivas habituales, problemas relacionados con la práctica deportiva de contacto, conocidos como “esguinces de rodilla” o “distensión de ligamentos”, que se caracterizan por inseguridad o inestabilidad de la rodilla.
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