Pinzamiento Subacromial

El diagnóstico clínico puede realizarse en el consultorio, sin embargo se recomienda aplicar pruebas de imagen en diferentes posiciones del hombro, como estudios de rayos X o resonancia magnética para descartar daño en los tendones del manguito rotador.

Examen médico

Durante la consulta con el especialista le preguntarán al paciente sobre sus antecedentes médicos sobre lesiones anteriores en el hombro, y le realizarán un examen físico para revisar si está sensible a la presión en un área específica o si hay una deformidad. Además, el especialista medirá el rango de movimiento del hombro al poner el brazo en posiciones diferentes y comprobará la fortaleza del brazo.

Estudios con imágenes

Para confirmar su diagnóstico clínico y verificar que no haya lesiones asociadas, el especialista indicará los siguientes estudios de imagen:

• Radiografías. Los rayos X se indican para valorar la forma y tamaño del acromion, su relación con la cabeza humeral, y descartar o comprobar la presencia de osteofitos y/o artrosis.
• Resonancia magnética. Este es el mejor estudio de imagen para valorar el estado del manguito de los rotadores y los tejidos blandos de la articulación del hombro.
• Ultrasonido. El ultrasonido permite mostrar la presencia de líquido o inflamación en la bolsa y el manguito rotador, asimismo se puede observar el desgarro parcial del manguito.

Ante un pinzamiento subacromial, el especialista analizará la edad del paciente, su nivel de actividad física, su estado de salud general, con el objetivo de reducir el dolor y recuperar la funcionalidad de la articulación. Existen dos tipos de tratamientos para alcanzar dichos objetivos: el conservador y el quirúrgico.

Tratamiento conservador

Suele ser el tratamiento de inicio, en el que muchos pacientes responden de forma positiva y comienzan a recuperar su funcionalidad de forma gradual; consiste en:

• Reposo y cambio de hábitos. El primer paso para la recuperación es dejar que la articulación descanse, por lo que se recomienda evitar el ejercicio excesivo, el movimiento repetitivo de los brazos a la altura de la cabeza y cargar cosas pesadas.
• Medicamentos. Los medicamentos analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos ayudan a reducir el dolor y la inflamación, se pueden aplicar en forma de inyección en la articulación, o bien, en pastillas.
• Esteroides. Cuando el dolor es muy intenso y no se alivia con los medicamentos comunes, la inyección de fármacos esteroideos ayuda a calmar el dolor y desinflamar la articulación.
• Fisioterapia. La terapia física se enfoca en restaurar el movimiento de forma gradual, con ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de los músculos del hombro y brazo.

Tratamiento quirúrgico

Si el tratamiento conservador no consigue aliviar el dolor, el especialista considerará la cirugía para agrandar el espacio para el manguito rotador, retirando la porción inflamada de la bursa y extraer parte del acromion mediante una acromioplastia anterior. Para esto, el especialista puede usar la artroscopia o una cirugía abierta:

• Artroscopia. La técnica artroscópica consiste en el uso de instrumentos quirúrgicos con una pequeña cámara, que se insertan en el hombro a través de pequeñas incisiones, por donde se repararán los tejidos blandos, la bursa o el acromion. Es una cirugía del hombro mínimamente invasiva, ambulatoria, con un periodo breve de recuperación y con muy altas probabilidades de éxito.
• Cirugía abierta. El especialista en hombro realizará una incisión en la parte frontal del hombro para trabajar directamente con el acromion y el manguito rotador.

Recomiendo tratamiento quirúrgico mediante artroscopia, descompresión del espacio subacromial, acromioplastia y extirpación de osteofitos en la articulación acromioclavicular. En comparación con la técnica quirúrgica abierta, las ventajas de este método son una recuperación más rápida, un movimiento rápido del hombro (importante en este caso) y menos invasión.

Después de la cirugía, el paciente debe usar un cabestrillo por un breve periodo para ayudar a inmovilizar la articulación y favorecer la curación. El médico indicará el momento de retirar el cabestrillo y empezar con la terapia de rehabilitación para comenzar a mover el brazo de nuevo.

El programa de rehabilitación depende de las necesidades del paciente y de los hallazgos en la cirugía; suele durar de dos a cuatro meses para aliviar el dolor y recuperar la funcionalidad, aunque en casos más graves puede prolongarse por más de un año.