El ligamento cruzado posterior se encuentra en la parte posterior de la rodilla y es uno de los cuatro ligamentos principales que estabilizan la rodilla. Sus funciones son estabilizar el movimiento hacia atrás de la tibia, establecer una parada fisiológica y estabilizar el movimiento de rotación de la tibia, pero esta es una función secundaria. A continuación hablaremos sobre la lesión ligamento cruzado posterior: qué es, cuáles son sus causas y posibles tratamientos.
El LCP es una banda de tejido que cruza la zona central interna de la articulación de la rodilla y conecta al fémur con la tibia, así que si te preguntas “¿lesión del ligamento cruzado posterior qué es?”, se trata de un daño a uno de los ligamentos más importantes de la rodilla y que puede causar dolor, dificultad de movimiento y falta de equilibrio.
Suele presentarse ante un accidente de automóvil cuando la rodilla flexionada se golpea con el tablero a gran intensidad; ante una caída donde el golpe lo reciba la parte delantera de la rodilla; por un golpe recibido durante la práctica de un deporte de contacto (como el fútbol soccer o americano); o bien, por una hiperextensión de la rodilla, es decir, que se estire la articulación más allá de sus límites normales.
En general, al momento de una lesión LCP se presenta inflamación, dolor y rigidez, los cuales empeoran horas después del golpe y se acompaña de moretones y sensación de inestabilidad en la rodilla. Sin embargo, los síntomas pueden variar un poco de acuerdo con los grados de lesión:
Es un desgarro parcial del ligamento, que causa dolor, inflamación y molestias; puede tratarse con reposo y uso de una rodillera articulada para limitar el movimiento durante alrededor de cuatro meses.
En este grado se tiene el 50% del ligamento desgarrado. Con inmovilización de la articulación y el uso de muletas, se puede recuperar el movimiento en aproximadamente seis meses. Si el paciente percibe una sensación de inestabilidad puede deberse a que se lesionó más de un ligamento.
Es un desgarro completo del ligamento, por lo que se trata de la lesión más grave y que puede requerir de cirugía para reparar los tejidos. En las lesiones grado 3 suele haber otros ligamentos dañados como el ligamento colateral lateral y la esquina posterolateral, por lo que el paciente notará, además de inflamación y dolor, dificultad para caminar cuesta abajo y bajar escaleras.
Después de la cirugía se recomienda el uso de muletas, una rodillera articulada y fisioterapia, y el paciente puede recuperarse por completo en aproximadamente nueve meses.
Los ligamentos pueden lesionarse por un trauma de alta energía causado por los deportes de contacto, especialmente cuando la rodilla está sobre extendida o doblada y el paciente se golpea la parte delantera directamente en una caída, un accidente de automóvil o motocicleta.
Este tipo de lesión de ligamentos puede producirse de forma aislada, o bien, ir acompañada de lesión de otros ligamentos (lesión de múltiples ligamentos) o de lesión de la estructura interna de la rodilla (menisco y cartílago) debido a los mecanismos de alta energía implicados en los accidentes.
Tras una lesión, los pacientes generalmente informan que escuchan o sienten un “pop” dentro de la rodilla. Inmediatamente después de una caída o golpe, el paciente sentirá dolor, inflamación de la rodilla e inmediatamente interrumpirá el movimiento. Sin embargo, en los casos leves, las personas solo creen haber tenido una distensión o esguince porque no sienten mucho dolor y, por ende, no buscan atención médica inmediata, sino hasta que comienza a causar molestias.
Las lesiones LCP grado 1 y 2 se pueden tratar inmovilizando la articulación temporalmente, con la prescripción de analgésicos, desinflamatorios, uso de rodillera, compresas frías y fisioterapia. Solo se recomienda la cirugía cuando la lesión afecta a dos o más ligamentos de la rodilla debido a que la estabilidad de la articulación se ve muy afectada.
Durante la cirugía se busca reconstruir los ligamentos mediante dos o tres túneles en el hueso y reparar otras lesiones meniscales o de ligamentos para recuperar el movimiento de la articulación y el estilo de vida activo del paciente.
Después de la cirugía se recomienda un plan de fisioterapia y rehabilitación para recuperarse por completo de la lesión, fortalecer los músculos y regresar gradualmente a la actividad deportiva que el paciente realizaba.
El especialista hará una evaluación médica con pruebas de movimiento e inestabilidad, y puede recomendar la realización de una radiografía y resonancia magnética para evaluar la integridad del cartílago y otras estructuras en la rodilla con el fin de detectar si hay lesiones en los ligamentos.
La evaluación médica suele contemplar un examen físico en el que se pide al paciente que se acueste, se dobla su rodilla a 90° y se empuja la espinilla hacia atrás para ver el comportamiento de la articulación; si la tibia o la espinilla se doblan hasta atrás, probablemente haya lesión de LCP y otros ligamentos.
Las radiografías, especialmente la resonancia magnética de rodilla, juegan un papel importante en la determinación de este tipo de lesión, pero no es determinante. La evaluación médica, especialmente la sensación de inestabilidad residual, determinará el tratamiento final.
Las lesiones en el LCP que afectan a otras estructuras de la rodilla pueden poner en riesgo a los vasos sanguíneos lo que provoca la interrupción del flujo de sangre a la pierna, o bien, daño al nervio peroneo que afecta la capacidad para mover el tobillo hacia arriba o hacia abajo. Así que, ante síntomas como pierna demasiado pálida, no poder mover la pierna o tobillo, dolor excesivo e inestabilidad, lo mejor es acudir con un especialista.
Si tras la lesión el paciente tiene dificultad para respirar, tose sangre o tiene dolor en el pecho, debe llamar a los teléfonos de emergencia.
Si tuviste una caída o sufriste un accidente debes acudir a revisión médica y evitar la práctica de deportes u otras actividades hasta recibir tratamiento. Si debes esperar unos días para tu cita, puedes aplicar hielo o compresas frías en la articulación de la rodilla, elevar la pierna por encima del nivel del corazón, tomar analgésicos de venta libre como el ibuprofeno y tratar de inmovilizar la rodilla solo con una venda.
Ahora que conoces más sobre la lesión en el Ligamento Cruzado Posterior y la importancia de atenderte, contáctanos para agendar una cita con el Dr. Alba: ortopedista con especialidad en rodilla y quien te ayudará a recuperar el movimiento y aliviar el dolor. Escríbenos a través de nuestro formulario de contacto donde con gusto te atenderemos.
Soy médico ortopedista cirujano certificado por el consejo de nuestra especialidad, especialista en la evaluación y tratamiento de las lesiones en la rodilla más frecuentes, incluyendo la lesión de meniscos y bursitis de rodilla. Problemas de salud articular que provocan dolor o inflamación de la rodilla, bloqueo de la articulación caracterizado por incapacidad para estirarla o flexionarla (la rodilla “se traba”), limitación para caminar o realizar actividades deportivas habituales, problemas relacionados con la práctica deportiva de contacto conocidos como “esguinces de rodilla” o “distensión de ligamentos” que se caracterizan por inseguridad o inestabilidad de la rodilla.
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